domingo, 26 de mayo de 2013

PLAZA MANCO CAPAC EN LA VICTORIA


En el mes de abril de este año, Javier Lizarzaburu me interrogó sobre el diseño de la Plaza Manco Cápac que alguien presentó como proyecto mío. Vista la polémica que la plaza ha suscitado, quiero presentar aquí unas notas que puedan explicar mi posición al respecto. Corresponden a mis respuestas a Javier del mes en curso.

En el agosto 2011, fui contratado por Alberto Sánchez Aizcorbe, alcalde de La Victoria, como consejero para definir el plano de la nueva plaza Manco Cápac.

Tuve una serie de reuniones con el equipo de arquitectos municipales donde se definió a nivel ante-proyecto las grandes líneas de la plaza.

Hice une proposición para simplificar el programa y crear un museo a cielo abierto que debía dar lugar a un concurso, para el cual yo había propuesto, debiendo ausentarme del Perú, un jurado de calidad constituido por José Beingolea, Reynaldo Ledgard y Guillermo Málaga. Propuse además que  se invite a los mejores jóvenes arquitectos de Lima para asegurarse de un alto nivel de diseño.

Del proyecto no supe nada más hasta la invitación a la inauguración de la nueva plaza este año, sin que se haya llamado a concurso ni desarrollado con mi aprobación el ante-proyecto inicial.

Ahora bien, yo reivindico los principios de base del concepto que definí desde el principio cualesquiera que sean los resultados actuales.

El objetivo urbano que resulta de la obra realizada corresponde bien a mis recomendaciones:

o     mantener la plaza Manco Cápac como espacio público mayor sin ceder a las tendencias post-modernas de esparcimiento que convierten al ciudadano en consumidor;
o    crear una nueva centralidad abierta, usando su amplitud para festejar con generosidad el espacio de todos;
o     desarrollar el auto-estima del pasante, haciéndolo pertenecer a su ciudad, la cual manifiesta así un carácter democrático.

El espíritu de mi propuesta ha sido mantenido dentro de los límites que produjo mi ausencia (partí a Francia inmediatamente después de nuestro trabajo en común). Una adecuación mayor es difícil de obtener sin un proyecto desarrollado completamente. Sólo la baranda/apoya-brazos, del ángulo formado por las avenidas inter distritales de Manco Cápac y 28 de Julio, debido a su originalidad, necesitó definición previa en detalle por mí mismo.



Globalmente el proyecto realizado coincide con la idea básica.

En primer lugar lo más importante era hacer jugar a las calles que bordean la plaza dos roles diferentes:

1) Las avenidas interdistritales (28 de julio y Manco Cápac) deben asumir el rol de tráfico intenso, acompañándolas de un alineamiento de árboles y de “apoya-brazos” en balcón sobre la plaza cuyo desnivel permite vistas panorámicas desde lo alto y una suerte de remansos urbanos protegidos a nivel de la plaza.

2) A las avenidas distritales de Iquitos y Bausate y Meza corresponde un rol de articulación urbana más en adecuación con la vida del distrito de  La Victoria y con su futuro, cuyo rol sobrepasará el uso local. La esquina de la plaza bordeada por estas avenidas debe dejarse como espacio limpio, puro, como esperando que el balcón municipal que lo enfrenta sea testigo y lugar de eventos de dimensión nacional.


En un futuro (cuando los bordes urbanos de la plaza se concreten, vale decir puedan contener la plaza) estas dos arterias deberán ser pavimentadas con la misma piedra que la plaza, recibiendo un diseño vial orientado a la serenidad y al paseo a lo largo de estos frentes urbanos cuyo futuro comercial está desde ahora asegurado. Este nuevo rol de la avenida Iquitos permitirá a la estación del Señor de los Milagros de tener “su plaza”. El proyecto espera que el frente de Bausate y Meza se convierta, por sus actividades comerciales y gastronómicas, en una referencia de atracción para Lima. Este frente inicia la emblemática entrada al Museo a Cielo Abierto, la otra idea de base de la proposición aún no realizada.

3) Alrededor de la estatua de Manco Cápac deberá crearse un espacio que interese, explique y reconcilie a los peruanos con su historia y al mismo tiempo encuentre la forma de darle a la inmensa explanada de la plaza (140 metros de lado) una necesaria articulación espacial y al monumento  una escala adecuada. Este nuevo espacio aspiraría a ser el nuevo lugar del descubrimiento del incanato. Esperemos que las rejas sigan siempre abiertas y que no se construya la cafetería (el alcalde me lo ha asegurado). Por su parte la imaginación popular deberá trascender los meses de espera necesarios para que el proyecto de los arqueólogos contratados por el municipio sea una realidad. Le he propuesto recientemente al alcalde que preste o alquile las paredes exteriores, hoy mal comprendidas por el público (lo cual es lógico pues parecen ser tan sólo obstáculo), a los buenísimos artistas de grafitis locales o en su defecto que las pinte de negro (lo cual eliminaría la idea de cerco) para poder apreciar sus elegantes proporciones.

En todo caso, la plaza actual corresponde a mi idea de base sin que se hayan seguido hasta la fecha todas mis recomendaciones. Siendo un optimista empedernido, confío en el alcalde, en los arquitectos peruanos y en el pueblo en general, para que algún día la plaza sea completada según el proyecto inicial.

Enrique Ciriani, 25 de mayo de 2013